Una de las mejores cosas de educar en casa es el aprovechamiento intensivo que se hace de cualquier material o recurso. Los libros los pueden usar todos los hermanos, los vídeos se ven en familia, las revistas se leen y releen, se recortan, se reaprovechan las imágenes para hacer lapbooks, etc. Con los envases de los cereales y las verduras hacemos manualidades, cualquier elemento de la despensa es susceptible de transformarse en material matemático o artístico, e incluso el tiempo de estudio se exprime más intensamente, ya que un hermano puede ayudar a otro sirviéndole a uno de repaso y al otro como explicación inicial, o pueden hacer muchas cosas juntos compartiendo sus proyectos y tareas.
Durante las navidades en una de nuestras excursiones a la ciudad cogimos un catálogo de las actividades lúdicas y culturales de la temporada que incluye recetas, artículos y algunos juegos. Pudimos leer los artículos, seleccionar algunas cosas a las que deseábamos asistir, preparar alguna de las recetas, y cuando la temporada terminó recortamos lo que nos interesaba y lo colgamos de nuestro corcho y la sección de adivinanzas la recortamos y la hemos usado para ponerla en nuestro baño como elemento de toiletschooling, hemos sacado ideas para una excursión y sentimos que un simple catálogo gratuito que en ocasiones la gente ojea y desecha para nosotros se ha convertido en una fuente de recursos enorme.
Estamos rodeados de materiales útiles, solo tenemos que mirar a nuestro alrededor con otros ojos, siempre encontraremos materiales que podremos utilizar y reutilizar de una y mil formas.
Azucena Caballero
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